PRUEBAS DE ADN REALIZADAS EN ALIMENTOS.
En estos
tiempos de la COVID todos sabemos que es una PCR, sino lo sabemos ya estamos
habituados a oír hablar de ella.
Hay ciertos
alimentos que tienen mayor riesgo de ser vulnerables frente a la adulteración
de cara al consumidor conocido por fraude alimentario.
Si esto te interesa continua leyendo.
En la UE no está armonizada ninguna
definición del fraude alimentario, si lo está para esquemas de BRC e IFS. En
definitiva serían los casos en los que
puede existir una violación de la legislación alimentaria de la UE, que se
realiza intencionalmente para la obtención de un beneficio económico o
financiero mediante la vulnerabilidad de los consumidores.
El producto que se identifica como producto alimentario de mayor riesgo de adulteración, es debido a que es muy valorado y relativamente caro, o tambien porque son muy reconocidos a nivel internacional.
Las pruebas PCR convencionales son técnicas basadas en el análisis de los ácidos nucleicos (ADN o ARN), permiten la detección cualitativa de distintas especies animales en una mezcla, se cuantifica el porcentaje de una especie en una determinada mezcla (por ejemplo en un chorizo la posible mezcla de otras especies diferentes a ibérico; una hamburguesa de ternera con presencia de carne de caballo...)Las técnicas genéticas tienen una
serie de ventajas frente a otras (análisis de proteínas, por ejemplo). El ADN
es una molécula bastante estable, que permite su identificación en alimentos
que han sido procesados o sometidos a tratamientos térmicos. El ADN contiene
mayor información genética que las proteínas, debido a la degeneración del
código que sufren estas.
Sería el método más fiable para que al
productor o al consumidor, no nos den gato por liebre.
Como si fuera una PCR (Reacción en
Cadena de las Polimerasas) para detectar la presencia de la COVID en una
persona, pero son bastantes mas costosas, la novedad actual en que se ha desarrollado
un kit que mediante los tradicionales cartuchos y los reactivos pertinentes es
capaz de verificar al instante si un aceite de oliva virgen extra o uno de los
mejores vinos están elaborados de acuerdo a la variedad de aceituna o uva.
En la actualidad el aceite de oliva es
uno de los alimentos más susceptibles para que sean adulterados, por lo que la
clave para luchar contra el fraude y asegurar al productor que la variedad es
la correcta pasa por "un sistema de extracción de ADN a partir del propio
aceite de oliva". En este proyecto colabora la Universidad de Vigo que se
ha centrado en dos variedades.
Con los “kit” se evitaría, que el
productor tenga que enviar muestras a un laboratorio centralizado y podrá
obtener el resultado de forma rápida y menos costosa en la muestra del producto
que le llegue.
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